Beneficios de los champiñones para la
salud
El metabolismo
humano está sujeto de manera natural a un fenómeno conocido como estrés
oxidativo. Durante el proceso normal de producción de energía que nuestras
células desarrollan para mantener sus funciones vitales se originan los
llamados radicales libres. Estos subproductos del metabolismo normal del
oxígeno pueden causar daños significativos en las estructuras celulares. Se ha
calculado que cada molécula de ADN de nuestras células es objeto de 10.000 ataques
diarios por parte de los radicales libres.
La dieta es uno
de los factores de comportamiento que más puede reforzar nuestros mecanismos de
defensa frente a la acción de los radicales libres. El cuerpo humano puede
obtener la ayuda complementaria de algunos alimentos ricos en antioxidantes con
el fin de reducir el daño oxidativo. Los champiñones y las setas cultivadas
están entre los alimentos más ricos en antioxidantes.
Esto es así
porque los champiñones destacan por su alto contenido en antioxidantes como el
selenio (Se) y en polifenoles como la ergotioneína. Estos nutrientes
contrarrestan el efecto destructivo de los radicales libres, por lo que ayudan
a controlar, entre otros, los efectos de las enfermedades degenerativas.
El selenio es un
potente antioxidante natural. Entra en la cadena alimentaria a través de las
plantas, por lo que su presencia en la dieta puede variar geográficamente. Los
champiñones cultivados acumulan selenio en función de la disponibilidad de este
elemento en el medio en el que crecen. Por eso, en muchos países con bajos
niveles del selenio en sus suelos (la mayor parte de Europa) la cantidad de
selenio en la dieta es marginal, lo que constituye un riesgo con consecuencias
significativas para la salud. Diferentes estudios han demostrado que la
suplementación con selenio de champiñones cultivados incrementa la actividad
antioxidante total, protegiendo las células cardiacas envejecidas en animales.
Desde el punto
de vista nutricional, tiene funciones enzimáticas y estructurales, además de
las que ejerce como antioxidante y catalizador de la hormona tiroidea. Desde
1969 se conoce la relación entre la ingesta de selenio y la incidencia del
cáncer. Los numerosos estudios que desde entonces se han llevado a cabo
coinciden en que el selenio es probablemente un agente anticarcinogénico.
Hoy sabemos que
el champiñón es la mejor fuente de selenio dentro del grupo de los vegetales
(Beelman, 2003; Spaulding, 2003). El contenido en selenio del champiñón
cultivado varía entre 0,46 y 5,63 mg/kg (sobre materia seca) en función de la
variedad. La media se sitúa entre 1 y 2 mg/kg. Estas proporciones convierten
los champiñones cultivados en fuente de selenio dietético, un porcentaje que
representa el 15% de la ingesta diaria recomendada en EE.UU.
Las deficiencias
de este elemento en la dieta pueden influir en la enfermedad de Keshan, el asma
atópico, la enfermedad de Kashin-Beck, las enfermedades coronarias, el SIDA, el
aborto espontáneo, la soriasis, el cáncer de piel, el cretinismo mixodematoso (McKenzie,
1998), la función inmune reducida, en algunos tipos de cáncer, en la artritis,
la enfermedad de Alzheimer, las enfermedades víricas, la cardiopatía dilatada y
en la miopatía musculoesquelética.
Los champiñones
son también una poderosa fuente de ergotioneína. Este antioxidante está
presente en muy pocas verduras o frutas; pero en los champiñones presenta
concentraciones similares a las de alimentos de origen animal como el hígado.
Estudios médicos vinculan este aminoácido con la protección de las células
sanguíneas, especialmente los monocitos y los glóbulos rojos. En cualquier
caso, padecer bajos niveles de ergotioneína acelera la oxidación del ADN y las
proteínas.
Nuestro cuerpo
no produce ergotioneína. Solo podemos obtenerla a través de la dieta. Los
procesos de cocción no disminuyen los niveles ergotioneína, por lo que podemos
obtenerla por igual de los champiñones crudos y de los cocidos.
Prevención del cáncer
Investigaciones
de los doctores Shiuan Chen (2006) y Keith R. Martin (2010) han demostrado que
los extractos de hongos reducen el crecimiento del cáncer de mama. En un corto
periodo de tiempo, otros tres estudios internacionales han conseguido probar
que las mujeres que comen champiñones de manera habitual tienen un riesgo entre
el 50% y el 60% menor de padecer cáncer de mama si las comparamos con las que
no incluyen hongos en su dieta (Shin 2010; Hong 2008). En la misma línea, el
estudio de 2009 del doctor Zhang (Universidad Western Australia) ha demostrado
que las mujeres que consumían un promedio de solo 10 gramos de champiñones al
día tenían un riesgo un 65% menor de sufrir cáncer de mama. Diez gramos son
aproximadamente la mitad de un champiñón.
A la vista de
estos hallazgos, la Agencia Nacional de Ciencia de Australia (CSIRO) se atrevió
a afirmar que «hay datos prometedores que indican una relación inversa entre el
consumo de champiñones y setas y el riesgo de padecer cáncer de mama»
(‘Mushrooms & Health Report 2012’).
Sistema
inmunológico
Es de sobra conocido que ningún
alimento proporciona una protección definitiva contra las enfermedades que
podemos contraer en el futuro. Pero también sabemos que la combinación
equilibrada de muchos de los compuestos que contienen sí puede ofrecer una
protección eficaz a nuestro organismo. Esa protección futura depende en buena
medida del correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. En los
últimos años se han publicado numerosos trabajos que vinculan champiñones y
setas con el buen funcionamiento de ese entramado esencial de nuestro organismo.
Los champiñones estimulan el sistema
inmunológico. En 2007, un estudio de los doctor Wu, del Nutritional Immunology
Laboratory, demostró que estos hongos mejoran la acción de las llamadas
‘células asesinas naturales’ o células NK (‘natural killer’, por sus siglas en
inglés), además de otras respuestas inmunes en ratones. Posteriores ensayos
probaron que los extractos de hongos administrados a ratones disminuyen la
inflamación, ayudan a las bacterias del intestino a resolver infecciones, y
aumentan la respuesta inmune contra el cáncer.
Investigadores de la universidad
australiana de Western Sydney han demostrado que los champiñones incrementan la
producción de inmunoglobulina A (IgA) de la saliva en seres humanos sanos, que
es un indicador de los niveles de IgA en otras zonas de la mucosa, tales como
el tracto intestinal y respiratorio. En un estudio de seguimiento se
identificaron dos polisacáridos de hongos que inhiben el crecimiento de células
de cáncer de mama, posiblemente a través de la función de los macrófagos
mejorada.
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